
Don Víctor: Hombre, don Hugo, es que esa idea suya de redactar un ensayo a lo Bachelard sobre la tarde… no sé, no sé… es algo tan inabarcable que acabará por írsenos de las manos… es como querer guardar el agua en un cesto.
Don Hugo: Ese temor me ronda, no crea, pero es que tengo tantas cosas anotadas que si usted me ayudara a encontrar el hilo…
Don Víctor: ¡Hay tanto dolor y tanta belleza en la tarde!
Don Hugo: Mi hijo Luis, tan aficionado a la fotografía, sólo consiente en retratarnos en lo que él llama la “hora mágica”, o sea al atardecer, que es cuando más suave aparecen los rasgos y más delicadamente coloreados… ¡Ya podemos estar en el mismísimo Gran Canal veneciano que, como nos pille por la mañana, no consiente en sacar la cámara!
Don Víctor: Ya me lo contó usted, don Hugo, ¡cuando sus bodas de oro!
Don Hugo: Al fin y al cabo le da la razón Leonardo cuando habla de la gentileza de los rostros al atardecer.
Don Víctor: ¿Con qué ítems contaba usted para el dolor de la tarde?
Don Hugo: E los malalts creixen de llur dolor
Don Víctor: ¡Ausiàs March!… ¡Bellísimo! Con el crepúsculo, les sube la fiebre a los enfermos y se manifiesta el delirio.
Don Hugo: Precisamente como cada tarde en el sanatorio donde convalecen los arqueólogos de “Las siete bolas de cristal”, de Tintín.
Don Víctor: ¡Qué terribles convulsiones que a mí casi me asustan y que tanto hacían reír a mis nietos!
Don Hugo: Esta misma mañana he estado anotando unos versos de Hugo Von Hofmannsthal, tan tristes, tan hermosos, en que las agonías y muertes acontecen casi siempre al atardecer.
Don Víctor: Los versos, en su brevedad y concisión, acaso puedan aproximarnos y abrirnos a un mundo tan inaprehensible y fugaz… Sólo el Arte es capaz de encerrar en una pintura, en un poema, en un adagio, lo inefable de la tarde.
Don Hugo: ¡En una canción de Atahualpa! (cantando:) Va rejuntando sus cobres…
Don Víctor y don Hugo (cantando:) … Sobre los campos la tarde. / Alarga su sombra el árbol / Como queriendo quedarse. / Hacia los montes lejanos / Pasan volando las aves / Y la perdiz silba tímida / Oculta en los pajonales.








